¿Cómo utilizo la tecnología para revivir mi historia familiar y proyectarme?
Por Lourdes Agüero — Semáforo de Eliminación de Pobreza [Poverty Stoplight Team]
Siempre me pregunto qué tan (des)conectados estamos en un mundo como el que nos proponemos vivir hoy. Nos adentramos rápidamente a la ola de la Cuarta Revolución Industrial, la cual no tiene marcha atrás y nos empuja a formar parte de ella — queriéndolo o no. ¿O acaso no nos hemos acostumbrado a la inmediatez? Todo lo conseguimos con un clic, rápido, al instante, sin pensar mucho… ¡ESO MISMO! Ya no necesitamos PENSAR porque la tecnología lo hace por nosotros, a través de algoritmos “adivina” nuestros gustos, los temas que nos interesan y hasta nos crea amigos (aunque muchas veces solo virtuales). En fin… TODO es tecnología.
Lo antedicho sin duda tiene sus pros y contras, depende de cada uno quitarle el mayor provecho. Pero, para que la tecnología ofrezca más ventajas y oportunidades, su desarrollo debe estar enfocado en darle valor al ser humano, que lo potencie y no que reemplace sus capacidades, que lo haga sentir que puede pensar por sí mismo y analizar sus procesos: éxitos y debilidades como persona, como familia, como comunidad. De esta lógica nace el Semáforo, una herramienta de autoevaluación familiar que utiliza la tecnología para realmente conectarnos, no solamente con otras personas, sino también con nosotros mismos, con nuestra propia historia y esto claramente nos potencia.
La autoevaluación -implica que somos dueños de nuestras respuestas- puede darse a través de imágenes y preguntas sencillas insertas en una computadora o teléfono que nos permiten evaluar la calidad de vida de nuestra familia en 50 indicadores.
¿Por qué esto es tan importante?
Es importante porque con nuestro día a día, apresurado y (des)conectados, nos resulta casi imposible analizar procesos y revivir nuestra historia familiar como alimento para que nos inspire a procurar nuevos objetivos.
Cada indicador que evalúa el Semáforo reconstruye una historia, entonces cuando abordamos el indicador de “dormitorios separados” recordamos como años atrás vivíamos en una casa pequeña, y ahora con mucho esfuerzo tenemos más de un dormitorio en la vivienda. Este análisis es sumamente importante, ya que no solo rescata el resultado final, sino también los procesos y eso es bueno. Volver a contar la historia de cómo obtuvimos nuestros pequeños logros nos permite recordar que efectivamente podemos mejorar nuestra calidad de vida. De esta misma manera, al desgranar nuestras necesidades en partecitas pequeñas, podemos trabajar en forma integral para resolver la pobreza multidimensional.
Generalmente nuestros hijos ven solo el resultado final de nuestro esfuerzo, viviendo en una casa segura, con caminos asfaltados o empedrados, con acceso al agua potable… pero pocas veces saben que esto no fue siempre así, no conocen todo lo que se luchó para conseguirlo y esta historia hoy puede ser contada a través del Semáforo por la propia protagonista y con sus hijos como testigos, quienes por primera vez habrán escuchado de la odisea vivida por sus padres para construir un dormitorio más, ese dormitorio que para ellos “siempre estuvo”.
Todas nuestras familias tienen fortalezas y debilidades, conocerlas nos impulsa a mejorar la forma en que vivimos.
